Para leer

Liderazgo inspirativo: la enseñanza de Antoine de Saint Exupéry.
“Si quieres construir un barco, no ordenes a los hombres a ir por madera, ni distribuyas entre ellos los distintos trabajos. Es preferible que les enseñes el anhelo por la inmensidad del mar” 
Antoine de Saint Exupéry

Por Daniel Elhelou (@Dani_Elhelou) – Especialista en Coaching Inspirativo


Maravillado por esta frase, que cada día la encuentro más apropiada para cada equipo de trabajo.
El sábado pasado fui con mi hijo, Pedrito de 4 años, y un grupo de amigos a practicar deporte en un parque. La excusa era compartir un momento fútbol entre los niños y sus padres al aire libre. Aunque los mayores sabíamos que el fin último era contribuir a que los pequeños comiencen a descubrir los valores más trascendentes del deporte en equipo.
Correr, sonreír entre amigos, pasarse la pelota, festejar todos juntos cada gol del compañero. Increíblemente para mí, sin necesidad de forzar nada hasta el arquero vencido fue en un momento parte del festejo. Ganamos, perdimos, igual nos divertimos.
Luego del partido los pedidos y las propuestas fluían: “la próxima podemos invitar a otros amiguitos”, “yo quiero aprender a ser portero”, “papi, te pido que me compres una pelota como la de Enzito”. El sentido de pertenencia tan marcado de niños que formaban por primera vez un equipo me llamó poderosamente la atención.

Las relaciones en el mundo organizacional
¿Qué nos está pasando a los adultos que fuimos perdiendo poco a poco los valores supremos de ser parte de un equipo? ¿Qué es el sentido de pertenencia? ¿Qué nos pasa a los adultos que tenemos la posibilidad de ejercer el liderazgo que a veces perdemos el foco de lo que es un equipo?
Perdemos la visión y los valores de formar parte de un equipo. La visión del conjunto y la del horizonte. La visión del mar. Nos vamos desgastando y perdiendo poco a poco la confianza entre compañeros, independientemente del rol.
Cuando los líderes involucran sinceramente, y con respeto, a los participantes de los equipos a formar parte del mismo, comparten la visión, escuchan abiertamente opiniones, el sentido de pertenencia y la motivación que se genera es incalculable. Lo vemos a menudo cuando recorremos las organizaciones, y lo queremos compartir.
Todas las personas tienen el potencial de convertirse “en estrellas”. Cada persona posee un valor único y todas las posibilidades para desarrollarse. Solo hay que salir a su encuentro, y animarnos.

Liderazgo Situacional
El manual de Liderazgo Situacional distingue dos clases de comportamientos que necesita disponer el líder de acuerdo a quién está siendo el liderado. El liderazgo situacional hace una marcada distinción entre los colaboradores que poseen experiencia en la tarea y en aquellos que no la tienen.
Distingue entonces, entre otras competencias, a aquellos colaboradores que están en “vías de desarrollo” y aquellos que en una tarea determinada “ya están desarrollados”.
El manual recomienda que el líder debe dirigir en forma muy estricta a los que están en “vías de desarrollo con respecto a la tarea”, focalizando la especificaciones técnicas de la tarea por sobre la relación. Es decir, indicando claramente las condiciones que deben cumplirse: qué, cómo, cuándo, dónde, y supervisar de cerca el cumplimiento del colaborador.
En cambio, cuando el colaborador “ya está desarrollado en la tarea” se recomienda al líder un comportamiento seguidor. Es decir con foco en la persona: escuchar, dar apoyo, ánimo, y facilitar soluciones.

Liderazgo Inspirativo: más allá del Liderazgo Situacional
Creemos que para poner foco en la relación, no necesitamos etiquetar a nadie con el título de “en vías de desarrollo o desarrollado”, lo que tiende a dividir. Todos necesitamos aprender. Miremos el potencial de cada uno y conversemos con ese potencial integrador.
El foco en la relación humana es permanente. Con humildad y con mirada compasiva hacia el otro. La tarea necesariamente debe ser aprendida, pero… ¿Cómo no vamos a pedirle opinión a un nuevo colaborador? ¿Cómo nos vamos a prohibir de ese valioso tesoro?
Creemos ambientes propicios para que fluyan conversaciones generativas. Si en un equipo se escuchan con frecuencia y naturalidad “Pedidos; Propuestas; Declaraciones de lo que quieren que pase; Debates sin miedos ni culpas” estoy seguro que estamos en presencia de un equipo con proyección de largo plazo.
Si lleváramos a una ecuación matemática lo que el Liderazgo Inspirativo profesa, la aproximación sería:


La fórmula evidencia cómo las relaciones humanas son determinantes para el desarrollo del liderazgo, en donde no solo es importante la visión del líder, sino su adecuación a la propia del equipo liderado.
Así, como en ese equipo de niños que se animan a pedir, que tienen toda la vida para aprender y un potencial incalculable, que así sea tu equipo. Animémonos a mostrar el horizonte, y a permitir construirlo en conjunto, incluso cuestionarlo y redefinir las metas. Los invitamos a construir este tipo de equipos inspirativos.
Alentemos la construcción de equipos donde primen las relaciones de confianza. Veamos al otro como un ser humano colmado de potencial. Incluso si ya tengo o tenemos formado un prejuicio determinado sobre alguien y nos contemos cualquier historia. Estas historias realmente están lejos del potencial que esa persona tiene. Cambiemos nuestra mirada, y cambia el mundo.
Somos libres de elegir. Alentemos equipos inspirativos. Después nos cuentan.
www.sercorporativo.com.ar



Lectura de verano para espíritus emprendedores


 Las enseñanzas del bambú


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros!

¿Tardó sólo seis semanas crecer? No.
La verdad es que se tomo siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos-, si está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice.

"El triunfo no es mas que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia".


Cuento tradicional Japonés



Líder Sabio se “SABE”, no se “Hace”
Por Daniel Elhelou. Especialista en Coaching Inspirativo.

* Líder Sabio se “SABE”, no se “Hace”

Un Líder Sabio es el que “se sabe” y reconciliado consigo mismo, “se saborea”. Es una tarea de toda la vida, ya que siempre vuelven a aparecer incertidumbres y asperezas que impiden esparcir alrededor un “sabor agradable”.

Para ir en camino de un Liderazgo con estas características serán necesarias distinguir tres cualidades fundamentales:

1.      Se sabe a sí mismo: Conocerse y aceptarse, para conocer y aceptar a los otros.
2.      Se sabe liderado: Saberse liderado y reconocer a otros que lo lideran.
3.      Se sabe al servicio del otro: Pensar en el otro más que en uno mismo y actuar en consecuencia.

Tendencia actual mundial que se irá potenciando

En las descripciones de seminarios y textos sobre liderazgo encontramos conceptos tales como confianza, conducción auténtica, carga de sentido, espiritualidad, alineación de valores, coaching y mentoring, entre otros.

Todos estos conceptos tienen más relación con la actitud, el comportamiento y la conciencia que con las técnicas de dirección. El desarrollo del liderazgo se acerca siempre más al desarrollo de la espiritualidad, la conciencia, y a la coherencia entre las cosas que pienso, siento, digo y hago.

Cuidado con los espejitos de colores
Al escribir este tipo de artículos, nos inspiramos en otras personas (a mí me inspiraron para desarrollar este artículo de Lider Sabio: Anselm Grum y Frierich Assalander) y a la vez intentamos compartir estos pensamientos con otros tantos. Nuestra vida no es “Espejitos de Colores” donde estas acciones la llevamos a la práctica permanentemente, sino que al hacer conscientes algunas cuestiones como estas, compartimos nuestros pensamientos y nuestra propia intencionalidad. Mucho me falta por andar.

Aceptación y credibilidad


El liderazgo sobre uno mismo conduce a una personalidad que goza de credibilidad y aceptación. Es necesario decirnos cada día nuevamente “si” a nosotros mismos, con  nuestros errores y debilidades. Estos pueden existir, y ¡por supuesto que existen!. No somos dueños de nuestra vida, pero podemos intentar liderarla ¡Saboreemos del camino! 


Líder Sabio se “SABE” a si mismo

* Líder Sabio se “SABE”, no se “Hace”

Un Líder Sabio es el que “se sabe” y reconciliado consigo mismo, “se saborea”. Es una tarea de toda la vida, ya que siempre vuelven a aparecer incertidumbres y asperezas que impiden esparcir alrededor un “sabor agradable”.

Conocerse y aceptarse, para conocer y aceptar a los otros.

La capacidad de auto liderarse es la condición básica para poder ser líder de otros. El trabajo sobre uno mismo, es a menudo subestimado. Preferimos pedir que sean los otros quienes cambien: el jefe, los demás colaboradores, la política, el estado. El Líder Sabio se descubre vulnerable, y necesitado de transformación.

El Sr. Meyer-Galow, químico y ex director general de una compañía química, escribió en febrero de 1999 acerca del significado de esta capacidad de auto liderarse: “La dirección comienza siempre en la propia persona; esto significa que yo dirijo tal cual soy, y no como he sido entrenado para hacerlo, ya que los patrones de conducta impuestos desde afuera, que no están anclados en mi personalidad, siempre duran poco”. Este aspecto de observarse, aceptarse y liderarse es la dimensión más íntima del liderazgo sabio.

Cuando un líder observa y acepta su intencionalidad, espiritualidad, emociones, necesidades, corporalidad y pasiones, se está acercando a lo que presentamos como Líder Sabio.

Muchos se agotan porque consumen demasiada energía tratando de bloquear aquellos aspectos interiores que les resultan desagradables. Si logramos aprovechar la fuerza oculta tras estos pensamientos y sentimientos, no solamente nos auto dirigiremos correctamente, sino que además tendremos la fuerza suficiente para conducir a otros.

Aceptación y credibilidad

El liderazgo sobre uno mismo conduce a una personalidad que goza de credibilidad y aceptación. Es necesario decirnos cada día nuevamente “si” a nosotros mismos, con  nuestros errores y debilidades. Estos pueden existir, y ¡por supuesto que existen!. No somos dueños de nuestra vida, pero podemos intentar liderarla ¡Saboreemos del camino!


Artículos anteriores:


Liderazgo al estilo @Mascherano

“Hoy te comés el mundo. 
Hoy, hoy, te convertís en Héroe”

9 de Julio de 2014. Transitaba la semifinal de la copa del mundo, y para la Argentina habían llegado la hora de los penales frente a la poderosa Holanda. El arquero de la selección Argentina había recibido la arenga e indicaciones de varios de los integrantes de su plantel. La clasificación a la final estaba en gran medida en la certeza de sus decisiones, en la capacidad de concentración, en la habilidad de sus manos.

Por Daniel Elhelou (@Dani_Elhelou), especialista en Coaching Inspirativo

Segundos antes de ir camino a cuidar su vaya en la serie penales, el guardameta argentino “Chiquito” Romero sintió la presencia de un compañero del plantel a su lado. Este se acercó, lo miró al portero a los ojos y le dijo “Hoy te comés el mundo. Hoy, hoy, te convertís en Héroe”. Le dio un beso, y se fue.

Romero se paró entre los tres caños que forman el arco, miró la pelota y atajó el primer penal Holandés. Y luego el tercero. Y se convirtió en Héroe de un pueblo con hambre de gloria. Y desde ese día tiene dispensas para casi todo lo que se le ocurra. Es un héroe para la eternidad de los amantes del fútbol argentino. Mis nietos escucharán la historia de ese guardametas que en el 2014 atajó dos penales decisivos, y así la selección argentina pasó a la final.

He escrito un par de párrafos sobre el héroe de esa tarde en el hermoso estadio Arena Corinthians de Sao Paulo. Así y todo, ese héroe no es el centro de atención de este artículo.

¿Quién era ese compañero?
Un compañero, pero parecía que no compañero más. No tenía la cinta de capitán, ni tampoco había ganado una copa del mundo antes. El arquero tenía 27 años, y este apenas 3 más.  Este compañero no solo parecía un compañero más, aunque no lo era.

Este jugador con el número 14 dibujado en la casaca argentina, y el 5 grabado a fuego en la piel, era el caudillo, le decían el jefecito, aunque más que jefe era verdadero líder de todos lo que estaban allí.
Y no era el líder formal, como lo llamamos en las organizaciones, sino era el líder al que todos responden. El líder emblema, ese que sabe lo que hace, ese que sabe a dónde quiere llegar, ese líder que se involucra hasta “dar la vida” por la causa y por el compañero, ese que contagia.

Ese líder que no necesita las formalidades para liderar. Ese que corre, que transpira, que piensa, que frena, que indica, que respeta, que ríe, que llora, que festeja, que se abraza, que se raspa la piel. Ese líder que se cansa, pero parece que no. Ese líder que ordena, que alienta, que motiva, que empuja, que siente, que cree posible llegar a donde nadie ve posibilidad. Ese líder que reconoce a otros, y se enorgullece de sus compañeros y de su capitán. Ese líder emocional que siente, que le explota el corazón y al ritmo de su latir laten todos los demás. Ese líder que inspira. Inspira porque…porque por todo eso y porque más.

Chiquito Romero ese día se convirtió en Héroe para siempre; pero Javier Mascherano se convirtió, se consagró como Líder de Héroes, también para la eternidad. Se convirtió en Inspirador, en referente, en modelo de liderazgo, en modelo de sacrifico, constancia, entrega y humildad.

Mascherano, te comiste la cancha, te corriste el mundo. Gracias. Sinceramente gracias. Tu gesto no solo ha permitido una victoria en un encuentro deportivo, sino que se ha convertido en un modelo de inspiración para todos aquellos que definen un resultado todos los días, sean empleados, emprendedores o estudiantes.











Un Líder Sabio es el que “se sabe”, reconciliado consigo mismo, “se saborea”. Es una tarea de toda la vida, ya que siempre vuelven a aparecer incertidumbres y asperezas que impiden esparcir alrededor un “sabor agradable”.

Por Daniel Elhelou (@Dani_Elhelou) - Especialista en Coaching Inspirativo.

Líder Sabio se “SABE”, no se “Hace”. Para ir en camino de un Liderazgo con estas características serán necesarias distinguir tres cualidades fundamentales:
  1. “Saberse a sí mismo”, es decir, conocerse y aceptarse, para conocer y aceptar a los otros.
  2. “Saberse liderado”, reconociendo a otros que lo lideran en diversas áreas del la vida.
  3. “Saberse al servicio del otro”, pensando en el otro más que en uno mismo, actuando en consecuencia.

Primera Cualidad: Saberse a sí mismo

La capacidad de auto liderarse es la condición básica para poder ser líder de otros. El trabajo sobre uno mismo es, a menudo, subestimado. Preferimos pedir que sean los otros quienes cambien: el jefe, los demás colaboradores, la política, el estado. El Líder Sabio se descubre vulnerable, y necesitado de transformación.
El Sr. Meyer-Galow, químico y ex director general de una compañía química, escribió en febrero de 1999 acerca del significado de esta capacidad de auto liderarse: “La dirección comienza siempre en la propia persona; esto significa que yo dirijo tal cual soy, y no como he sido entrenado para hacerlo, ya que los patrones de conducta impuestos desde afuera, que no están anclados en mi personalidad, siempre duran poco”. Este aspecto de observarse, aceptarse y liderarse es la dimensión más íntima del liderazgo sabio.
Cuando un líder observa y acepta su intencionalidad, espiritualidad, emociones, necesidades, corporalidad y pasiones, se está acercando a lo que presentamos como Líder Sabio.
Muchos se agotan porque consumen demasiada energía tratando de bloquear aquellos aspectos interiores que les resultan desagradables. Si logramos aprovechar la fuerza oculta tras estos pensamientos y sentimientos, no solamente nos auto dirigiremos correctamente, sino que además tendremos la fuerza suficiente para conducir a otros.
El liderazgo sobre uno mismo conduce a una personalidad que goza de credibilidad y aceptación. Es necesario decirnos cada día nuevamente “si” a nosotros mimos, con  nuestros errores y debilidades. Estos pueden existir, y ¡por supuesto que existen!

Segunda Cualidad: Saberse liderado

Quien no experimenta ser liderado por otro no está en condiciones de liderar. Nadie puede ser un Líder Sabio si no le reconoce a otra persona en el contexto que sea el poder del liderazgo. De hecho, es un gesto de humildad reconocerse liderados. Es imposible que una persona sea líder en todos los contextos de su vida.
Saberse humilde, reconociendo y aceptando el liderazgo de otros, le otorga al líder sabio mayor credibilidad y aceptación.
Identificar a quienes nos lideran, entender sus motivaciones, el “para qué” hacen lo que hacen, sus debilidades, sus aciertos y equivocaciones, son parte de este camino del Líder Sabio.
Algunas preguntas: ¿Quiénes nos han liderado en los distintos contextos donde nos hemos desenvuelto? ¿Cómo me he sentido? ¿Qué me hubiese gustado que sea diferente? ¿Qué admiro de mis líderes? ¿Qué puedo aprender de estas experiencias? ¿Cómo me gustaría ser?
Los grandes líderes han sabido reconocer y ofrecer a otros su reconocimiento como tal.

Tercera Cualidad: Saberse al servicio del otro

El Líder Sabio prioriza el bienestar de los demás frente al propio. Un Líder Sabio nunca valora su propio interés por encima del de los demás. Esto no quiere decir que haga lo que los liderados les digan, sino que los escucha, y en la intencionalidad de sus decisiones y acciones está la búsqueda incesante, casi obsesiva, del bien común.

Tendencia actual mundial que se irá potenciando

En las descripciones de seminarios y textos sobre liderazgo encontramos conceptos tales como confianza, conducción auténtica, carga de sentido, espiritualidad, alineación de valores, coaching y mentoring, entre otros.
Todos estos conceptos tienen más relación con la actitud, el comportamiento y la conciencia que con las técnicas de dirección. El desarrollo del liderazgo se acerca siempre más al desarrollo de la espiritualidad, la conciencia, y a la coherencia entre las cosas que pienso, siento, digo y hago.
Al escribir este tipo de artículos, nos inspiramos en otras personas* y a la vez intentamos compartir estos pensamientos con otros tantos. Aunque nuestra vida no sea “un espacio ideal” en donde estas acciones la llevamos a la práctica permanentemente, el hecho de hacer conscientes algunas cuestiones nos permite compartimos nuestros pensamientos y nuestra propia intencionalidad. Mucho falta por andar, pero el camino inicia con el primer paso: lideremos nuestra vida!
*El Concepto de Líder Sabio fue inspirado en mí por Anselm Grum y Frierich Assalander.






Modelos Mentales: ¿Quién necesito SER para alcanzar este objetivo?

“Para alcanzar algunos resultados, y antes de empezar a HACER algo, es conveniente frenar un poco y preguntarnos quién necesitamos SER” (Por Daniel A. Elhelou*) 

El otro día conversando con un amigo Filósofo (quien me manda a tener estos amigos pensadores) yo le comentaba que estaba escuchando cada vez con mayor frecuencia en las empresas y en las aulas,  que hay muchas personas (directivos, empresarios, y empleados) que estaban con intensiones de “cambiar el año que viene”.
En algunos casos estas propuestas de cambio se relacionan directamente con las formas de hacer las cosas para obtener resultados empresariales y personales, acciones tales como agregar una línea de producto o servicio en la empresa, cambiar de sector, incorporar un nuevo mercado hasta hoy no atendido, cambiar la manera de organizar el día, en fin cambios que por lo general hacen a la vida empresarial, laboral y profesional.
En otros casos las propuestas de cambio tienen un matiz distinto, las cuales parecerían ser más profundas, pues no se basan en cambiar las formas de hacer las cosas, sino que lo que se pretende cambiar es la forma en la que cada uno “está siendo en ese momento” por una nueva forma de  “estar siendo a partir de ahora”.  
Las propuestas de cambio en el hacer de las cosas, podrían responder a la pregunta:
¿Que debería / podría “hacer” distinto para obtener el resultado que quiero lograr?

Las preguntas orientadas a cambiar la forma de “estar siendo” podrían ser las siguientes:
¿Quién “estoy siendo” frente a determinada situación?
¿Quién necesito “ser” para lograr el resultado que quiero lograr?
Las respuestas a la pregunta del hacer, podrían obtener como respuestas varias alternativas: seleccionar un nuevo perfil en la empresa, estudiar inglés, presentar una nueva propuesta, contratar a un nuevo contador, elaborar una nueva línea de productos, dar a conocer una nueva prestación.
Las respuestas a la segunda pregunta dirigida al “quien estoy siendo”, seguramente serán de distinto tenor: Estoy siendo muy exigente, estoy siendo obsesivo, estoy siendo temeroso, crítico, audaz, soñador, cascarrabias, gruñón, intolerante, impulsivo, etc. etc. Y me gustaría ser o necesito ser “más pensante” o “más arriesgado”.
Sugiero hacer el ejercicio de auto indagarnos, pues seguramente que respondiendo a las preguntas del “ser”, y comenzando el cambio por allí las respuestas que se nos pueden ocurrir para “hacer” van a ser distintas, y probablemente más efectivas.
Mi amigo Filósofo se quedó en silencio dos segundos, que para mí fueron eternos, y luego me respondió algo que espero sea parte de otro artículo. (al que le interesa ver que me contestó ver: http://xurl.es/filosofo )


*Daniel A. Elhelou (Coach Ontológico, MBA y Contador Público)


El Cambio: Las preguntas al SER marcan la diferencia

“Grandes resultados provienen de grandes preguntas” afirma la escritora Marilee Adams. Tal vez esta frase suene interesante, pero no sabemos por dónde empezar para formularnos esos interrogantes tan maravillosos. A continuación les comparto un ejemplo que les puede ser de utilidad (Por Daniel A. Elhelou)*

En mi artículo “Quién necesito SER para alcanzar mi objetivo”(1) planteaba que hay dos tipos de preguntas que podríamos llegar a hacernos cuando tenemos una meta por delante. Algunas que van en dirección al “hacer” y otras que nos llevan a reflexionar sobre quienes estamos “siendo”.  Allí compartía que muchas veces frenar un poco la acción para plantearnos quien queremos SER podría generar mejores resultados.
Para iluminar esto les comparto un ejemplo. El mismo es un extracto de una conversación de coaching que tuve con un cliente, empresario  y amigo, donde utilicé esta herramienta.

Coach: ¿Qué querés lograr? 
Cliente: Quiero lograr mayor compromiso de mi equipo con respecto al objetivo 
Coach: ¿Quién / Cómo estas siendo frente al compromiso de tu equipo? 
Coachee (cliente): Jefe demasiado tolerante 
Coach: ¿Quién necesitas ser para lograr el compromiso de tu equipo? 
Coachee: Jefe “escuchador” 
Coach: ¿Qué hace un jefe escuchador para obtener el compromiso de un equipo? 
Coachee: Escucha.

Una vez que se dijo a sí mismo esto: “Necesito SER un jefe escuchador”, las acciones que se le empezaron a ocurrir fueron realmente diferentes.
Es probable que a un jefe que se considera demasiado tolerante se le hubieran ocurrido varias acciones para obtener el resultado deseado: dejar de ser tolerante, apercibir, quitar la máquina de café, decidir todo por el mismo y no preguntar mas, tomar medidas correctivas, seguir siendo tolerante, contratar a un consultor, hacer un curso de capacitación, contratar a un nuevo perfil, cambiar de objetivo por no contar con el equipo necesario.
Tal vez “Escuchar” no hubiera sido la acción que se le hubiera ocurrido hacer en una primera instancia a este jefe que se considera demasiado tolerante.

No sabemos si “ser un jefe escuchador” es la respuesta correcta para todos, al menos lo fue para esta persona concreta. Lo que si sabemos es que cambiando el “quien estoy siendo” frente a determinada situación nos permite elegir entre mas variables de acción que no se nos ocurrirían sin indagarnos previamente. Es decir, incrementamos nuestra capacidad de acciones disponibles para obtener el resultado deseado. 

(1)  http://modelodelobservador.blogspot.com.ar/2013/06/modelos-mentales-quien-necesito-ser.html

*Daniel A. Elhelou (Coach Ontológico, MBA y Contador Público)

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